Pulsa el botón de prueba del interruptor diferencial (ID) cada mes para confirmar que dispara correctamente. Revisa regletas por calor, coloración o chispazos y reemplaza las fatigadas. No apiles adaptadores; distribuye cargas en circuitos diferentes cuando sea posible. Etiqueta qué va a cada regleta para identificar sobrecargas. Comprueba que los enchufes encajen firmes, sin holguras. Instala protectores de sobretensión donde haya equipos sensibles. Comparte la cantidad de dispositivos que usas simultáneamente en cocina y lavandería y te ayudamos a equilibrar sin comprometer seguridad ni rendimiento.
Los cables doblados, pinzados por muebles o en contacto con fuentes de calor envejecen mal y pierden seguridad. Asegura curvaturas amplias, evita extensiones permanentes y respeta las ventilaciones posteriores de cada equipo. Deja centímetros libres detrás de neveras, hornos y secadoras para disipar. Limpia rejillas de ventilación trimestralmente. Vigila que la temperatura ambiente no exceda lo recomendado por el fabricante. Organiza canales para cables y etiqueta longitudes. Muéstranos una foto del espacio detrás de tus equipos y te sugerimos ajustes simples que bajan grados y riesgos.
Con un enchufe medidor, registra el consumo real por día y por ciclo. Detecta vampiros energéticos y programa apagados automáticos en horas de baja necesidad. Crea rutinas: precalienta el horno solo lo justo, activa el lavavajillas en tarifa valle, o desconecta cafeteras tras el desayuno. Observa tendencias semanales para identificar picos y correlacionar con hábitos. Si compartes tus datos, te enviamos un plan de ajustes graduados con metas mensuales alcanzables, para que el ahorro se sienta en la factura sin perder comodidad ni calidad en tus tareas.
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