Limpia o reemplaza filtros según indicación del fabricante, típicamente cada uno a tres meses. El polvo impide el intercambio de calor y obliga al compresor a trabajar más. Cepilla serpentines exteriores y retira hojas o pelusas que bloquean las aletas. Mantén despejado el perímetro para que el aire circule. Un aparato limpio enfría o calienta antes, y se apaga antes, reduciendo ruido y consumo, además de alargar la vida útil del equipo.
Configura horarios adaptados a tu presencia real. Evita ajustes bruscos que fuerzan el sistema; un grado sostenido ahorra más que vaivenes extremos. Considera termostatos inteligentes que aprenden hábitos y sugieren mejoras, como preenfriar en horas valle. Usa sensores por estancia si tu equipo lo permite. Revisa cada cambio de estación para alinear setpoints con la realidad climática. La información que no miras, no te ayuda; convierte datos en comodidad eficiente.
Aplica burletes en marcos y revisa cierres; una rendija pequeña pierde mucha energía a lo largo del día. Orienta rejillas para evitar cortinas o muebles que bloqueen el flujo. En verano, persianas y cortinas térmicas reducen carga; en invierno, retienen calor. Ventila en las horas adecuadas para renovar aire sin penalizar temperaturas. Esta suma de detalles alivia el esfuerzo del equipo, disminuye ciclos de encendido y te regala un hogar más silencioso.
All Rights Reserved.